Hace ya varias décadas que oímos hablar de cómo el ser humano está modificando y degradando el medio ambiente. Sin embargo, parece que nos cuesta reaccionar. En este post quiero presentarte datos y fuentes que te motiven a ponerte manos a la obra, porque tu empresa, sea grande, mediana o pequeña, tiene mucho que aportar.
Datos que hablan por sí solos
Cualquiera de las actividades del ser humano dependen de y afectan al medio ambiente y las repercusiones son cada vez más graves. ¿Conocías todos estos datos?
Alrededor del 84% de la energía empleada en el mundo proviene de recursos no renovables (Our World in Data, 2020). De hecho, cada día, se quema una cantidad de energía igual a la que el planeta tardó en crear 10.000 días. En Europa está en torno al 74% y de ese, aproximadamente el 26% se consume en el sector industrial (eurostat, 2019)
Pese a que el 70% de la superficie de la tierra está cubierta de agua, sólo un 2,5% de ese agua es agua dulce. Del total de agua dulce en el mundo menos del 1% es agua disponible para consumo humano y los ecosistemas (Aqua.org, 2017). Aproximadamente el 19% del agua dulce que se extrae, es para consumo en la industria.
Antes de la revolución industrial, en el mundo se emitían unos 10 millones de toneladas de CO2 anuales. En 2019, antes de la pandemia, este valor sobrepasaba los 36 billones de toneladas anuales. (Our World in Data, 2020). Se prevé que la acumulación de gases de efecto invernadero ocasionará un aumento global de la temperatura en el siglo XXI de entre 1.0 y 3.5ºC. Aproximadamente el 30% es debido a procesos industriales y la energía consumida en este sector.
El mundo ha perdido un tercio de los bosques desde que el ser humano comenzó con la agricultura hace unos 10.000 años. (Our world in Data) En el caso de los bosques tropicales, se ha destruido el 56% de los bosques tropicales del mundo por la actividad humana. Sólo en 2020, se destruyeron 12.2 millones de hectáreas, causando unas emisiones de CO2 equivalentes al doble de coches que circulan cada año por Estados Unidos (Global Forest Watch, 2020). Los principales factores que empujan a la deforestación son el mercado de la madera, el aceite de palma o las plantaciones de soja para hacer piensos para ganado.
El 40% de los anfibios del mundo, una cuarta parte de los mamíferos y el 14% de las aves están en peligro de extinción. Muchas más especies de grupos menos estudiados, como insectos, peces, hongos y plantas, también están en peligro. (Our World in Data). De hecho, según WWF se cree que unas 10.000 especies se pierden para siempre cada año.
Sólo en 2015, en el mundo se generaron 380 millones de toneladas de plástico. De ellas, el sector industrial generó más de 300 millones de toneladas. (Our World in Data). En 2019 casi 1 millón de toneladas de plástico acabaron en las aguas de los océanos. Según un reporte de la OECD, tan sólo un 9% del plástico en el mundo es reciclado.
Los esquemas empresariales tradicionales han quedado obsoletos
Consumimos recursos naturales, de forma intensiva (bosques para madera, extracción de petróleo y carbón, extracción de minerales…), generamos residuos, vertidos y emisiones que la naturaleza no es capaz de absorber y asimilar al ritmo que las emitimos, modificamos espacios naturales y ecosistemas, alterando el cauce de los ríos, hábitats con determinada fauna y flora, llevando a la extinción de muchas especies… Los efectos y sus impactos son ya conocidos:
Contaminación atmosférica (CO2, capa de ozono, lluvia ácida)
Contaminación de las aguas y derrochamiento
Contaminación de los suelos
Deterioro del medio natural (pérdida de Biodiversidad, Deforestación, Desertización)
Deterioro del medio urbano (contaminación atmosférica, ruido, generación de residuos…)
Los esquemas empresariales tradicionales han ignorado todos estos temas hasta hace tan sólo unos pocos años. Pero estos esquemas son insostenibles y necesitamos herramientas que nos ayuden a cambiarlos. El medio ambiente se ha convertido en un factor más a tener en cuenta, incluso como elemento positivo de competitividad en el mercado nacional e internacional. Y la manera de gestionar esta variable es implantando un Sistema de Gestión Medioambiental en las organizaciones.
Es importante ser conscientes de que toda actividad empresarial, independientemente de su tamaño, sector o localización geográfica, entraña la posibilidad de generar impactos ambientales: mediante el consumo de materia prima y energía, generación de residuos, durante el uso propiamente del producto o servicio y finalmente el final de vida del producto o servicio.
¿Quieres saber qué es un Sistema de Gestión Medioambiental, cómo puedes implantarlo, y cuáles son los beneficios que puede obtener tu empresa? Si eres una pequeña o mediana empresa y quieres mejorar tu compromiso medioambiental, pero no sabes muy bien cómo empezar, no dudes en contactar conmigo.
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