¿Alguna vez te has preguntado qué pasos son necesarios para tener una camiseta de algodón? ¿Cuántos kilómetros recorren las materias primas? ¿Cuáles son los impactos sobre el medio ambiente y sobre las personas? Acompáñame en este viaje para conocer brevemente el proceso, sus principales paradas y sus impactos ambientales y sociales.
Cuando comencé mi transición hacia una vida más sostenible, creo que empecé por la ropa… Lo hice poco a poco, transformando, pero sobre todo disminuyendo mi armario. Hoy no recuerdo cuándo fue la última vez que entré en un Zara, Mango o H&M… Ya que a mi me gusta viajar (aunque por pandemia y emisiones de CO2 ya no forme parte de mis prioridades) y posiblemente a ti también, me gustaría que hiciéramos juntas un viaje imaginario. El mismo que podría hacer una camiseta de algodón desde que empieza a cultivarse el algodón hasta que la compramos. Veamos todo lo que ello supone para la sociedad y el medio ambiente.
El viaje
“Una camiseta de algodón puede recorrer fácilmente 20.000 km desde la plantación de algodón hasta el lugar de venta, la mitad de un viaje alrededor de la tierra por el ecuador.”
¿Conoces Uzbekistán? Tuve la suerte de viajar allí por trabajo hace un tiempo. Me fascinaron sus colores y su comida. Sí, lo confieso, me encanta comer, así que suelen ser las cosas que mejor recuerdo de los viajes. Un tiempo más tarde, descubrí, además, que es un país con mucho cultivo de algodón y dónde podemos encontrar uno de los ejemplos más tristes de una mala gestión del consumo de agua para este y otros monocultivos: el lago Aral, en la frontera con Kazajistán, tenía un tamaño similar al doble de la superficie de Cataluña. Hoy, queda tan sólo un 10% de su superficie.
Prosiguiendo con nuestro viaje, una vez recolectado el algodón, las fibras viajarán, por ejemplo a la India, donde se convertirán en bobinas de hilo, para posteriormente enviarse a Taiwán, donde se crearán los rollos de tejido. De aquí se envían a China, donde se blanquean y se tiñen usando enormes cantidades de químicos y posteriormente se vierten los restos a las aguas de los ríos sin ningún tipo de tratamiento. Tristemente, se ha llegado a decir que el color de moda de la próxima temporada se podía reconocer por el color de los ríos. Finalmente, los tejidos ya teñidos viajan a Bangladesh donde por fin se cosen las prendas.
Quizás tengas que recopilar un poco y volver a fijarte en el nombre de todos los países que he nombrado hasta ahora, pero, ¿sabes qué es lo que tienen en común?
En general son países con pocas regulaciones medioambientales y de seguridad y salud para las personas que trabajan. Si te interesa el tema de la moda sostenible, seguramente habrás oído hablar del Rana Plaza de Bangladesh. Era un edificio donde muchas de las empresas más conocidas a nivel mundial (también españolas) fabricaban sus prendas. El edificio colapsó y se derrumbó (no sin dar signos previos de mal estado) en 2013. Murieron más de mil personas y otras tantas resultaron gravemente heridas. Por supuesto, la mayoría mujeres.
Probablemente comienzas a sentir el cansancio... Pero el viaje aún no ha terminado. Las prendas aún tienen que viajar hasta España, donde se venderán en un centro comercial junto con otras miles de prendas, para ser usadas, en el mejor de los casos, una o dos veces.
¿Has contado cuántos kilómetros ha recorrido la prenda del ejemplo hasta llegar a tus manos? Una camiseta de algodón puede recorrer fácilmente 20.000 km desde la plantación de algodón hasta el lugar de venta. Eso es la mitad de un viaje alrededor de la tierra por el ecuador. La distancia puede aumentar fácilmente si tenemos en cuenta que Estados Unidos es el tercer productor mundial de algodón en el mundo. Y no debemos olvidarnos que el viaje continuará después de haberla usado una o dos veces, posiblemente hasta algún país africano.
Existen alternativas
Cada año se fabrican más de 100 mil millones de prendas en el mundo. Son prendas que como hemos visto vacían lagos, están llenas de químicos, contaminan ríos, enferman e incluso asesinan a gente y emiten toneladas de CO2 a la atmósfera. No sé si eres padre o madre, pero a mi me aterroriza pensar que mi hijo, en el futuro, pueda echarme en cara por qué no tomé ciertas decisiones que estaban en mi mano. Por eso miro tanto lo que compro e intento informarme de lo qué hay detrás de cada marca.
Hoy en día en España están surgiendo pequeñas marcas que están dando un paso muy importante al crear sus propios negocios para hacer las cosas de otra manera en la industria textil. Su meta es usar materiales que provengan exclusivamente de cultivos orgánicos o de granjas respetuosas con los animales. Los tejidos deberán cumplir estrictos estándares sociales y medioambientales, y las prendas se cosen o tejen en España, disminuyendo así las distancias y asegurando que se han realizado en condiciones dignas y justas, a la vez que se crean empleos locales estables y se disminuyen las emisiones de CO2. Elisa Muresan, una de mis debilidades, es un claro ejemplo de este esfuerzo.
Tienes mucho poder...
“Compra menos, de mejor calidad y más justo.”
Como consumidoras y consumidores, tenemos mucho poder en nuestras manos. Tomar decisiones conscientes e informadas es esencial para usarlas como una herramienta de cambio positivo. Compra menos, de mejor calidad y más justo. Además, debemos exigir más información y más transparencia a las empresas. Para que hacer las cosas de una manera justa, responsable y ética sea la norma y no la excepción.
Así que, ha llegado el momento de que nos replanteemos nuestra forma de consumo y que nos preguntemos ¿qué tipo de ejemplo quiero ser para las generaciones más jóvenes?
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